lunes, 4 de junio de 2012

Insaciable

Para quien no conoce este tipo de apetito la primera punzada de hambre es a a vez un sufrimiento y una iluminación. Hablo de ese sentimiento de querer descubrir el mundo, de ser capaz de abrir los ojos y ver más allá del sitio en el que me he criado, de comenzar a vivir y a continuar aprendiendo cada día.
Quiero valerme por mi misma, no depender de nadie y ser capaz de salir yo sola de los umbrales.

La niña frágil se ha convertido en un alma hambrienta.

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