viernes, 24 de agosto de 2012

Y no hay nadie

Que me saquen de aquí.
Aún miro al cielo con la esperanza de que me salgan alas, o por lo menos me devuelvan las que me quitaron.
No quiero tener miedo.
No quiero que me dejen sola más.
No quiero llorar.
No quiero sentir más dolor de ningún tipo.
Quiero dejar de sentirme tan pequeña.
Quiero que me cojan de la mano y no me mientan al decir que no me van a soltar.
No quiero que me miren a los ojos para ver más lágrimas.
Quiero sentir que a alguien le importa mi historia, que hay alguien ahí fuera que se preocupa por mi.
Quiero serme útil a mi misma.
No quiero que me obliguen a llorar nunca más.

No quiero tener que creerme mentiras a la fuerza aún sabiendo lo que son, para así poder sobrevivir un día más en ésto a lo que algunos llaman vida y a lo que yo llamo cárcel.


2 comentarios:

  1. Saldrás de ahí.
    "Cuando te enamoras de una persona que no te conviene -dice Walter Riso- la esperanza no es lo último, sino lo primero que debes perder. Para perderla, empieza por mortificar tu ego: admite tu fracaso. Solo después podrás elaborar tu duelo con ayuda de buenos amigos mentirosos que te digan lo estupendo que eres (evita los malos, que te dirán lo maravillosa que era tu pareja). Aprende a perder, humilla tu ego, liquida la esperanza, escucha a los buenos mentirosos, elabora tu duelo... Todo ese proceso te irá sacando del hoyo. Pero el empujón definitivo no te lo dará el terapeuta, sino el hartazgo. Cuando te canses de ser un idiota, descubrirás que el principio de todo amor es tenerse a uno mismo"

    Ya verás cómo todo va a pasar mucho antes de lo que piensas, pero recuerda que depende solamente de ti.

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  2. Quizá la persona que me hace daño no sea la persona de la que estoy enamorada, quizá es alguien a quien yo no elegí tener en mi vida.

    Gracias de todos modos, de verdad...gracias.

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