viernes, 7 de mayo de 2010


Era una de esas noches de Agosto, todos estaban durmiendo menos yo, que miraba en dirección al bosque por la ventana situada junto a mi cama.
De vez en cuando una brisa fresca de verano me acariciaba la cara y me sacudía el pelo haciendo que mi cuerpo se estremeciera levemente.
Suspiré, me sentía encerrada, veía todas esas estrellas y la luna con esa elegancia suya tan especial...cuanto la envidiaba .Necesitaba salir. Cogí aire y me situé, me senté en la cama con las piernas colgando al borde de esta. Estaba algo atolondrada, pero algo me empujaba a salir de allí, así que no esperé ni un segundo más. La casa estaba situada a solo unos metros del bosque así que no me molesté ni en cambiarme de ropa y salí con el camisón blanco de seda que llevaba puesto. Antes me aseguré de que todos dormían y de que nadie me seguía. Entré en el cuarto de mis padres, dormían.
Abrí la puerta trasera, que daba directamente al sendero, el cual quería seguir. Una ráfaga de viento hizo que un escalofrío me recorriera la espalda y que mis piernas temblaran por un instante. Dí un paso, ya estaba fuera. El suelo estaba recubierto en su mayor parte por una densa capa de húmedo césped. Empencé a caminar hacia donde comenzaba la oscuridad. El resplandor de la luna, que resaltaba más mi palidez casi mortal, bañaba toda la zona, quedando así de un tono grisáceo. Mis pies se movían con agilidad entre las sombras plateadas que provocaba el resplandor.
Llegué, estaba frente al camino que se dividía en dos, uno llevaba al lago, otro nunca logré adivinarlo. Pensé que ese era el momento idóneo para averiguarlo y me puse en camino.
Todo era silencio, solo se escuchaba el leve contoneo de las hojas de los árboles. Estaba confundida, en parte no sabía lo que hacía, ni donde iba, ni siquiera para qué...solo me importaba alejarme de la casa. Mis pasos eran cansinos, caminaba arrastrando los pies descalzos por la hierba, que a su vez, producía un leve cosquilleo entre los dedos. Mis brazos estaban relajados y la cabeza alzada hacia la luna que me contemplaba de frente. Los minutos pasaban.
Al cavo de, al rededor de una hora, me encontré con el lago, el cual antes había intentado esquivar en el desvío. Aquel sendero debía ser un simple camino más largo para llegar a él. Algo era distinto, había estado allí mil veces, pero aquella era la primera vez que apreciaba tanta belleza. De nuevo la luna hacía gala de su esplendor reflejando sus destellos en el agua en calma del lago. Una brisa helada me envolvía, cerré los ojos y me dejé llevar. Notaba como mis pies poco a poco se iban elevando del suelo y junto con la brisa iniciaba un casi imperceptible baile en el aire. Mi pelo se elevaba enredándose en mis brazos que permanecían suspendidos también.
Abrí los ojos, el baile continuaba, pero esta vez me encontraba en mitad del lago, podía rozar con la punta de los dedos de los pies el agua, que salpicaba pequeñas y brillantes gotas. Cerré los ojos de nuevo y noté como iba descendiendo hasta estar acostada en un
Llano, estaba cansada, los párpados me pesaban.

Al final...me desperté.

2 comentarios:

  1. Genial Criss! me gusta mucho
    Pero sinceramente al final esperaba que pusieras.
    Y al final... me desperte.
    ( como si lo estubiera soñando todo )
    Pero me encanta eh =)
    Sigue escribiendo se te de muy bien
    Bsss

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