sábado, 1 de mayo de 2010

Mi recuerdo permanece anclado en la noche.


(Para leer esto recomiendo poner en el reproductor de la derecha la canción "Winter dream")

Miré por la ventana, la lluvia seguía fluyendo lentamente. Puse las manos en el cristal, mi aliento lo empañó.
En ese momento escuché pasos tras de mí...Me asusté, pero no podía moverme, seguía apoyada en el ventanal, tan pequeña...tan vulnerable. Se acercaba."Otra vez no…" susurré y noté como una lágrima resbalaba por mi mejilla. No pude más, salí corriendo como pude y me crucé con él, ni si quiera pude mirarlo, agaché la cabeza y salí corriendo. Abrí la pesada puerta de madera y continué sin mirar atrás...sin tan siquiera cerrar la puerta. Lo escuchaba, me seguía, podía oír sus pisadas sobre el suelo encharcado. El pelo empapado me caía sobre los ojos y mis pisadas retumbaban en la negrura de la noche.
Me paré en seco, la calle se dividía y no sabía por donde seguir, pero los pasos continuaban cada vez más rápido a mi espalda, no tenía tiempo de pensar, así que cogí el desvío de la izquierda, la ropa mojada se me pegaba al cuerpo, calándome hasta los huesos. En ese instante algo falló.
Estaba en una calle sin salida. Aterrorizada, me dí la vuelta lentamente mientras recuperaba a duras penas el aliento...Ahí estaba, parada frente a mí pude contemplar una figura, era él. No pude evitarlo, solté un sollozo y me acurruqué como pude contra la pared, encogí las piernas y esperé a que viniera hacia mí.
Comenzó a caminar en mi dirección sin emitir ni una sola palabra. En la noche solo se escuchaban sus cansinos pasos retumbando en la lluvia, junto a mis sollozos. Una vez frente a mí se arrodilló y me miró a los ojos. Aterrorizada, agaché la cabeza, hundiéndola en mis piernas mientras temblaba.
Me acarició la cara y me quitó el pelo de los ojos, lo miré, su rostro permanecía inmóvil a pocos centímetros del mío. Ambos sabíamos que el fin había llegado, "Por favor..." susurré .Él, impasible, me acurrucó junto a su pecho y, en ese momento sentí una punzada en la espalda. Me quedé sin habla, era incapaz de articular palabra, mis fuerzas se agotaban poco a poco. Seguía en sus brazos, al no poder mas, me dejé caer. Me depositó cuidadosamente en el suelo, estaba frío y húmedo. Aún arrodillado, continuaba mirándome serio, no lograba divisar ni una sola muestra de dolor, ni compasión hacia mí. Se puso depie, dejó el puñal ensangrentado junto a mí y se fue. Aun podía ver su figura desvanecerse en la noche a paso lento.
Y yo, ahí tirada inmóvil sin expresión, notaba como la vida se me escapaba, no tuve tiempo ni de sentir odio hacia el que me la había arrebatado, pero pensé en mi madre, y en todas las cosas que me quedaban por hacer y nunca podría realizar.
La lluvia caía encima mía, unas nubes tapaban la luna, pero, aun así pude distinguir sus débiles destellos tras de ellas.
En ese instante, todos los recuerdos se desvanecieron en la noche. Cerré los ojos. Pasé a ser sólo un bulto abandonado, sin vida, en un callejón.

Y todo acabó.

4 comentarios:

  1. a mi me encanta que te encante MUAJAJAJA :)

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  2. No sé como he llegado a tu blog, pero una vez en él he leído un poco y me ha gustado. Es una historia muy triste, pero se nota que tienes talento. Más aún teniendo en cuenta tu corta edad... sigue escribiendo que se te da muy bien.

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  3. Muchas gracias, así lo haré :)

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